viernes, 26 de marzo de 2010

Manuel Jurado Aragón (en la memoria) 1961-2007

Conocimos a Manolo en horas imposibles, acodados en la barra del último garito. Y con el humo del sempiterno cigarro rubio y las figuras que van creando, lenta, caprichosamente, los hielos derretidos del vaso ( en el que a lo largo de los años se mantuvo inalterable la coca- cola mientras cambiaban las marcas – Negrita, Montero, Flor de Caña...- hasta instalarnos en la seguridad perenne de los añejos cubanos ), consiguió moldearnos sus vivencias: la presencia del abuelo fusilado en una calurosa madrugada cordobesa del 36, la sonrisa de la madre que fue prematuramente huérfana y ( más tarde ) viuda, encarnación de los vencidos que se resisten a la rendición mientras sea capaz de guardar una caricia para sus hijos , aunque en sus ojos floten la amargura por una España gris, preñada de personajes siniestros, yugos y flechas, casas de vecinos, hambre y miedo.
Supimos a que sabe el rancho de un niño que juega junto a otros niños, solitarios como él, en los apartados espacios de una Universidad Laboral, sea Cheste o El Ferrol y nos reconocimos en la maleta de cartón con los bordes reforzados que nos permitía rastrear a hermanos y primos por todos los suburbios industriales , con nombres imposibles, de Holanda y Francia.
Fue capaz de escuchar hasta fundir lo mejor de su Bakunin y nuestro Marx y a todos nos gustó la mezcla, la ironía que permite al ser libre no bajar la cabeza y reírse de dioses , reyes, tribunos, sindicalistas acomodados o burócratas revolucionarios.


Corrimos pidiendo autonomía, tocamos las verjas de Rota intentando tirarlas, inundamos las calles con gritos de OTAN no, azuzamos huelgas, predicamos la insumisión, nos creímos capaces de parar la guerra en Irak, ... para terminar recitando poemas al pie de la muralla, mientras estatuas severas parecían escucharnos.
En la primavera del 87, tras el segundo intento, se había caido del caballo. Fue una tarde clara, sin nubes en el cielo. Renunció al café, consintió acompañarnos a pasear por los Uffizi (1) y ante los Magos de Gozzoli quiso ser pintor de los colores vivos para sorber los oscuros de Rothko, los azules de Matisse.Al coger los pinceles abandonó la poesía como arma de futuro.
A partir de ese día lo conocisteis todos, su llegada a destiempo, el andar presuroso, las láminas bajo el brazo...
Pero esa es otra historia y este nuestro homenaje.
Juan Rivera



(1) Los diálogos con Manolo estaban preñados de ironía. De su admirado Borges mimetizaba la falsa erudición que le permitía reinventar historias hasta hacerlas creibles. Este imposible paseo sigue su estela.


1 comentario:

  1. He tenido la suerte en esta vida de haber sido amigo del buenazo de Manolo. Ser humano de altísima buenomía, de altísima sensibilidad estética, de profunda, tranquila y bondadosísima mirada. Me precio y me preciaré eternamente de poseer el bello recuerdo de haber tenido y de tener esa vieja amistad de Manuel Jurado Aragón como una FRATERNIDAD de esas que, pase el tiempo que pase, sabes que son para toda las vidas posibles e imposibles: tanto las de este lado que conocemos como las del otro que intuimos. Un saludo solidario desde la Galicia que conoció en 1976 a su familia -sobre todo a su maravillosa madre Pepita- y a todos los que lo quisieron y siguen amando su hermosos recuerdo de poeta y de pintor. De tranquilo y esteta cordobés fino y humano. De hombre de pie de todos los tiempos. Salud y larga vida a todas y a todos.
    Alberto Valín Fernández.

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